domingo, 22 de marzo de 2015

El diablo está en los detalles (I)

No hay peor mentira que una verdad mal entendida y peor explicada.

Nuestros procesos de aprendizaje funcionan a base de contrastar la nueva información que recibimos (que raramente es pormenorizada en algún campo, sino genérica) con la previamente adquirida, baremando si dicha información es coherente, si nos parece verosímil con los datos que teníamos.

Este proceso plantea ya un problema: ¿qué ocurre cuando el dato previo entra en conflicto con el nuevo? Dependiendo de la actitud que tengamos con respecto a quien nos la provee, puede que seamos suspicaces y la desechemos, que sustituyamos la antigua con la nueva (aunque siempre puede quedar un "grabado residual"), o en ciertos casos, que no sepamos cuál es la buena y las almacenemos las dos con la esperanza de dilucidar en un futuro la correcta.

Un orador hábil, sobre todo si llega antes que una fuente corroborada, es capaz de implantarnos falsos conocimientos que no tendremos reparo alguno de difundir a otras personas. Veamos algunos ejemplos (ficticios unos, reales otros), ninguno de los cuales pueden venderse como ciertos tal y como están planteados y con el estado actual de conocimientos:

-El ADN de los dinosaurios se pierde durante su fosilización, pero un mosquito que quedara atrapado en ámbar conservará en sus tripas su sangre extraída, que podría usarse para clonarlos.

-La Física Cuántica nos explica, según el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, que no podemos saber con una precisión arbitraria la posición y cantidad de movimiento de una partícula, por lo que podríamos estar en varios sitios a la vez, lo que explicaría los viajes astrales.

-La Física Cuántica nos explica que cuando un observador mira la trayectoria de una partícula en el famoso experimento de doble rejilla, esta pierde su superposición de estados que le permitiría estar en varios sitios a la vez y colapsa en una trayectoria determinada, lo cual corrobora que somos nosotros quienes creamos la realidad al observarla.

-Los recientes hallazgos en epigenética muestran que nuestro ADN se reconfigura dinámicamente en función de las metilaciones que sufra por cambios en su ambiente, y éste cambia en función de nuestro estado de ánimo, lo que a su vez influye en nuestro sistema inmune, de forma que podemos transmitirle a nuestros hijos enfermedades causadas por nuestros conflictos.

-Tras la instalación de antenas de telefonía en un vecindario, no sólo ha empeorado la percepción del estado de salud de los vecinos sino que una cantidad de niños por encima de la media ha desarrollado linfomas a causa de la radiación electromagnética.

-Tras sacudir enérgicamente una solución acuosa en la que se añade un soluto, se forma una organización supramolecular del solvente, una estructura que mantiene las propiedades del soluto, otorgándole a la solución acuosa la capacidad de retener las capacidades químicas del soluto aunque la mayor parte del mismo se retire de la dilución, motivo por el que puede funcionar la homeopatía.

-Oler un limón puede prevenir el cáncer, dado que, como componente principal de los aceites esenciales, los terpenos pueden inhibir el crecimiento de diferentes células cancerosas. Los investigadores de la Ruhr-Universität Bochum encabezados por el Prof. Dr. Hanns Hatt han analizado este proceso en detalle en las células de cáncer de hígado. Ellos arrojan luz sobre los mecanismos moleculares que dieron lugar a las células cancerosas dejan de crecer, a raíz de la aplicación de citronelal, y probaron que la OR1A2 (receptor olfativo) es la molécula crucial para ese propósito. En el futuro, el receptor olfativo podría servir como diana para el diagnóstico de cáncer de hígado y su terapia.

Quizá si lees esto y estás medianamente versado en ciencia, habrás visto al vuelo dónde están las trampas, pero si no, quizá te haya sonado convincente. Es el tipo de frases que suspenden nuestra incredulidad en el cine, pero también en medios de comunicación, en pseudociencias o en pseudoterapias varias.

Si alguna de ellas te colaría como cierta, o incluso ya crees que lo es, tienes un problema. A menos que quieras empezar a estudiar bioquímica o Física Cuántica (de la de verdad, no la "física cuántica" de mercadillo que venden muchos iluminados, con "yo cuántico", "conciencia cuántica", "mente cuántica" o hasta "flanes cuánticos" como les den cancha para seguir añadiendo "cuántico" a sus "cuenticos"), la solución rápida pasa por admitir que uno no tiene las nociones suficientes en esos temas para saber si la propuesta es cierta o falsa, o incluso si aún no se sabe con certeza y no se puede "vender" como cierta, y pedir consejo a profesionales del tema.

Ahora, el diablo está también en ese otro detalle. ¿Tienes las nociones suficientes para saber quién es un profesional cualificado en alguna de esas áreas, o alguien podría hacerse pasar por uno y no te enterarías? ¿Sabrías distinguir a un profesional "normativo" de ese sector de uno que tuviera ideas divergentes del consenso ampliamente aceptado de su grupo profesional?

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